El éxito, el bienestar y su relación con las Habilidades socioemocionales
Actualizado: 19 nov 2019

"Ethos anthropos daimon"
(Carácter es destino)
Heráclito
Aunque los parámetros de la sociedad han cambiado a lo largo del tiempo, siempre han coincidido en que el fin del ser humano es alcanzar la felicidad. Ésta, se ha entendido desde distintas formas; por ejemplo, algunos la relacionan con los bienes materiales, el éxito laboral o académico o el alcanzar el reconocimiento social; a pesar de buscarla en distintas fuentes, lo que todas tienen en común es que la felicidad proviene de proveerle un motivo de vida a la existencia, el lograr conectarse con uno mismo y con los demás y el tener una vida espiritual con significado, cuando todos estos elementos se reúnen, se puede reconocer un “estado de bienestar”.
La vida actual está conformada por distintos factores que hacen a los individuos alejarse de ese estado, al volverse vulnerables y susceptibles al caer en conductas adictivas y comportamientos de riesgo que pueden afectar a ellos mismos y a su entorno, debido a no saber manejar adecuadamente las situaciones estresantes de su vida diaria.
Aunque hay varios factores que podrían tomarse en cuenta para analizar el por qué cayeron en esas conductas (biológicos, sociales o psicológicos) el encontrarse en ese estado, hace que los individuos se enfrenten a un estado de frustración constante y desánimo que los limita a abandonar ese entorno y cambiar su paradigma. Ante esto, lo más importante es reconocer las acciones para hacer algo al respecto.
La mejor respuesta es el aprendizaje y desarrollo de las habilidades socioemocionales. Su proceso de aprendizaje es el único que provee la posibilidad de brindar herramientas prácticas a través de cambios conductuales que enseñan cómo enfrentar situaciones difíciles, la determinación necesaria para llevar a buen término lo que se propone y con ello comenzar a construir un futuro exitoso que conlleve un bienestar personal y social.
A pesar de que las habilidades socioemocionales pueden aprenderse a cualquier edad, lo idóneo es comenzar a adquirirlas desde temprana edad en el entorno escolar. El papel de la escuela en esta tarea es la de proveedora de conocimientos para una educación integral de los alumnos, es el lugar donde comienzan a generar un cambio radical en sus vidas; al crear una interconexión entre el aula y la casa, también proporciona a los padres la capacitación necesaria para reforzar los indicadores de las habilidades en su entorno, logrando que los alumnos vivan en una inmersión total en la adquisición de las habilidades.
Es importante ver a las habilidades socioemocionales como un conocimiento gradual y lineal, que se va adquiriendo según las distintas etapas de su crecimiento a razón de que, cada habilidad vaya interrelacionada a la otra con el objetivo de brindarle a los niños las herramientas necesarias para resolver los retos que vengan acordes a las etapas de vida de manera creativa y eficiente; desde aprender a controlar sus primeras emociones hasta convertirlo en un ser crítico y responsable capaz de discernir cuando algo le es conveniente y tomar todas sus decisiones con base en el respeto a sus principios, sin dejarse influenciar por los demás.
Con estas acciones, cualquiera que haya contado con un entrenamiento apropiado en educación socioemocional, puede llevar a cabo sus actividades con éxito porque será capaz de ver más allá del solo hecho de realizarlas; reconocerá la importancia del trabajo en equipo y con empatía sabrá que sus acciones repercuten y afectan en las de los demás, por lo que hará lo que le corresponde utilizando las habilidades más afines para ser claro, congruente y responsable con sus acciones.
El forjarse una vida de esta manera, es muy importante porque hace posible que el niño a futuro alcance un estado exitoso de bienestar, haciéndolo eficiente para poder defenderse del estrés cotidiano y guiándolo hacía un crecimiento sano en donde se potencien sus capacidades y pueda insertarse adecuadamente a la sociedad. Esta noción empata con la del psicólogo y educador brasileño Paulo Freire quien, reconocer que el educar integralmente crea “personas más sociales, críticas, comunicativas, transformadoras y creativas que aportan y que son parte del mundo”.
Ahora, si este principio de adquisición de conocimientos se ve a una escala social, se puede decir que, los países en donde actualmente hay programas educativos que contemplan a las habilidades socioemocionales dentro del ámbito educativo, como México; entonces, se abre una gran posibilidad de conformar, en un futuro cercano, una sociedad con principios íntegros, capaces de transformar los actuales y coadyuvar a potenciar el país en distintos aspectos, a través de la conformación de una sociedad exitosa, innovadora, unida y responsable en un entorno benéfico generacional.
Bibliografía
Freire, Paulo, Pedagogía del oprimido, Siglo XXI Buenos Aires, 1985, primera edición de 1970
Freire Paulo, Pedagogía de la Esperanza, Siglo XXI, Tercera edición, 1998
López, Edgar. De la autonomía a la pasividad, reflexiones en entorno al sujeto moral.